Las diversas problemáticas que por años ha arrastrado el Hospital de la Niñez Oaxaqueña Doctor Guillermo Zárate Mijangos apagaron el interés de los escasos especialistas pediátricos por laborar en este espacio abierto en 1998, en el municipio de San Bartolo Coyotepec, para atender a la población menor de 18 años y sin seguridad social.
Sandra reconoce que a su hijo Gadiel, de ocho años, le realizaron una resonancia magnética con relativa celeridad, dos días después de que el niño de ocho años ingresó al Hospital de la Niñez porque desde el pasado 29 de enero no puede orinar ni evacuar, pero ambos enfrentan una desesperante espera para que la única oncóloga pediátrica analice los estudios.
El cirujano general nos explicó que el tallo cerebral está inflamado y eso no se puede operar, sería como matarlo, tenemos que esperar a que lo valore la única oncóloga pediatra que hay”, expresa Sandra con la preocupación de que su hijo no ha recibido tratamiento y cualquier enfermedad que sea que tenga “está avanzando”.
No es que la familia de Gadiel que vive a más de 400 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, en San Juan Mazatlán Mixe, tengo el dinero para solventar un tratamiento médico de manera privada, pero previendo todas las dificultades que enfrentarían acudieron con pediatras particulares y la otra opción es recibir atención en el Instituto Nacional de Pediatría, en la Ciudad de México, pero eso sólo ocurrirá si es referido por el Hospital de la Niñez Oaxaqueña.
Donde le hicieron la resonancia básica el neurólogo nos mandó al Instituto Nacional de Pediatría, pero aquí en el Hospital de la Niñez la oncóloga debe revisar a mi hijo y al menos de que no pueda tratarlo debe hacer la referencia”, contó con angustia Sandra.
Ella es quien trata de calmar la inquietud de Gadiel, quien con llanto le hace saber que se quiere regresar a su casa porque “sus nalguitas se están irritando de estar acostado, siente que no lo están curando, está con sonda, suero y un medicamento para controlar el dolor y desinflamar el tallo cerebral, pero a pesar de que aumentaron la dosis, a él no le regresan las ganas de orinar, ya estamos desesperados porque no hay diagnóstico ni medicamento para combatir lo que él tiene”.
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