Durante enero y febrero de 2022, unas 770 notas periodísticas registraron atrocidades.
En promedio 15 atrocidades ocurrieron cada día en México durante el período.
Unas 80 masacres ocurrieron en los primeros meses del 2022. Unas 300 atrocidades se concentran en 5 entidades: Michoacán, Guanajuato, Baja California, Guerrero y Zacatecas.
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de marzo de 2022.- En continuación al estudio “Atrocidades y eventos de alto impacto registradas en medios”, Causa en Común reveló que, durante enero y febrero de 2022, se cometieron en el país, al menos, 894 crímenes de extrema violencia que pueden ser clasificados como atrocidades.
Para efectos del estudio, se define “atrocidad” como el uso intencional de la fuerza física para causar muerte, laceración o maltrato extremo; para causar la muerte de un alto número de personas; para causar la muerte de personas vulnerables o de interés político, y/o para provocar terror, informó el organismo en un comunicado.
En el primer bimestre del 2022, destacan unas 80 masacres; 221 casos de tortura; 164 casos de mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres; 122 asesinatos de mujeres con crueldad extrema; y 59 asesinatos de niñas, niños y adolescentes.
En promedio se registraron 15 atrocidades cada día. También destaca el asesinato de 6 periodistas, uno de ellos en Oaxaca.
Los registros de atrocidades abarcan todo el país; sin embargo, al menos 300 atrocidades se concentraron en los estados de Michoacán, Guanajuato, Baja California, Guerrero y Zacatecas.
Algunas propuestas: – Cada ciudadano y cada comunidad tiene la responsabilidad de exigir a los gobiernos locales y al federal, al menos: a) reformas de cuerpos policiales y de fiscalías que atiendan insuficiencias como bajos sueldos, prestaciones incompletas, capacitación deficiente, y equipos e infraestructuras insuficientes; y b) la resolución de casos que han agraviado a la comunidad, con investigaciones sólidas.
Son indispensables las aproximaciones sociológicas que trasciendan los enfoques meramente policiacos, que permitan la comprensión de las realidades locales, y que contribuyan a la construcción de políticas de seguridad, de prevención y sociales, que respondan a las realidades de cada comunidad y región del país.
Es también evidente que la acumulación de violencias y atrocidades refleja patologías graves que presentan un reto social mayúsculo.
A los enfoques policiales y sociológicos, deben sumarse enfoques psicológicos.
Por ello, contrario al desmantelamiento prevaleciente de estructuras y programas del sector salud, deben éstos fortalecerse e incluir, de manera prioritaria, la atención psicológica especializada a escala nacional.
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