Estamos ya en el período de veda electoral.
Del 4 de febrero al 10 de abril, en virtud del controvertido proceso de revocación de mandato del presidente de la República.
Esta veda se empalmará con la que marca la ley, del 3 de abril al 5 de junio, respecto al proceso electoral ordinario para elegir gobernador del estado.
Deberá suspenderse toda propaganda gubernamental y eventos en los que se promuevan acciones sociales.
Se trata de un período de casi cuatro meses. Un duro revés para la administración estatal que, como ya hemos comentado, se verá acotada para realizar decenas de programas previstos en el Plan Estatal de Desarrollo, 2016-2022.
Los mismos serán suspendidos o diferidos, para evitar que el ejecutivo o funcionarios de su gobierno se hagan acreedores a sanciones de parte de los órganos electorales o jurisdiccionales.
Aunque dicha norma ha sido vigente para evitar que la publicidad gubernamental, influyan en la conciencia ciudadana al emitir su voto, se contrapone a la esencia del Artículo 6º., de nuestra Carta Magna en lo que se refiere a que el derecho a la información será garantizado por el Estado.
Igual, al principio de máxima publicidad, que conmina a los poderes, órganos autónomos, partidos políticos y otros, que utilizan recursos públicos, a informar de los mismos, habida cuenta de que el ciudadano tiene derecho a saber.
Sin embargo, más allá de ello, esta doble veda que se prolonga de manera inédita en nuestro entorno político, se da, justamente, cuando el ejecutivo estatal trabaja a marchas forzadas para cerrar a fines de noviembre su período constitucional.
Es posible que, ante la imposibilidad de informar, pocos se enteren del avance de las obras relevantes que están en marcha o de los atrasos en las mismas. Si se cumplirán las promesas presidenciales o se quedarán sólo en ofrecimientos fatuos sin concretarse.
Lo que se espera es que la prolongada veda electoral no se traduzca en una atonía gubernamental, como ocurrió en los tiempos iniciales de la pandemia, con oficinas cerradas y funcionarios ausentes, haciendo sólo home office. Sino que en el equipo gubernamental haya conciencia de que el tiempo para el cierre es breve y, por tanto, cada servidor público, en su ámbito de competencia, debe imprimir su mayor esfuerzo.
Esto es, que exista el verdadero trabajo en equipo, con lealtad, compromiso y vocación de servicio hacia los diversos sectores sociales oaxaqueños, para cerrar este ejercicio con la misma enjundia con la que inició el ya lejano primero de diciembre de 2016. (JPA)
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