UNAS DE CAL POR LAS DE ARENAS
POR ALFREDO ARENAS CASAS
Hace apenas unos días, vi un documental sobre águilas y cóndores, las aves más grandes sobre los cielos y grabé que un día observando el vuelo de un halcón exclame ¡Dios, porque no nos diste alas a los hombres para poder surcar tus cielos!, ¡tuvimos!, exclamo un anciano que se encontraba cerca de mi, solo que las perdimos, agregó. Nuestra soberbia y orgullo mal entendido nos llevo a car en la tierra y desde entonces los hombres olvidamos volar, me dijo.
Cuanta razón tuvo el anciano, recién perdidas sus alas, los hombres aprendieron a volar de otra manera, desde que se sintieron fuertes y seguros de si mismos, abandonaron el nido tibio y seguro que representan en la actualidad muchos hogares y emprendieron el vuelo de otra manera, antes se aseguraron de que sus alas estuvieran fuertes y decididos surcaron los cielos en busca de aventuras. Muchos, los mas fuertes conquistaron el mundo hasta ese momento conocido, pelearon con otros con las mismas intenciones, muchos luego de haber ganado innumerables batallas construyeron imperios y sus nombres pasaron a la historia como los grandes conquistadores a edades muy cortas, los más grandes apenas si tienen 30 años.
Los hombres tenían ganas de volar y sin alas, lo tuvieron que hacer con el filo de sus espadas y con un gran valor de por medio, algo que para nosotros hoy es desconocido.
Los hombres de hoy, no solo perdieron las alas, sino el deseo de volar de otra manera, se quedaron en el nido, para seguir esperando su alimento, por más que sus alas estorban se niegan a lanzarse a las alturas, y ahí se quedan y hoy vemos con pena como muchos que ya cumplieron los 30 años, siguen en el nido, sin importarles mucho salir a conquistar el cielo.
No es fácil, lo entendemos y de cada mil, apenas uno se atreve a lograr sus propias conquistas y decidió a todo abandonar sus nidos, una vez que se sintió lo suficientemente fuertes para conquistar el mundo, muchos regresaron derrotados, pero por lo menos hicieron el intento, otros de plano nunca se atreven y ahí se quedan envejeciendo al lado de sus padres ancianos y avergonzados de tener un hijo o varios que no sirven para nada, los otros, los que vencen al mundo, regresan sí, pero solo para orgullo de sus padres que ven que su esfuerzo no fue nulo y que si bien los abandonaron ir con lagrimas en los ojos, valió la pena.
El sacrificio no fue en vano.
Y no es para menos luego de casi 100 años de paz en México, los hombres no solo perdieron el valor, sino hasta se afeminaron, rio que no crece, se queda en charcos que se pudren, y así sin poder demostrar su fuerza y sus conocimientos los hombres han preferido el menor esfuerzo, para muchos ya no hay porqué y por quien luchar y decidieron vivir sin intentar el vuelo.
El tiempo de los héroes y los mártires ya paso, pocos hicieron historia, pocos apenas si pudieron volar alto, de ahí en adelante dejaron de aspirar a ser los mejores y por eso México se lleno de inútiles y buenos para nada, y en los últimos 100 años jamás pudimos ser una potencia mundial, como los pueblos que en los últimos 100 años a pesar de haber enfrentado dos guerras mundiales y quedando prácticamente destruidos, pudieron levantarse de entre sus ruinas como modernas aves fénix y volver a ser lo que fueron.
En México nos conformamos con una revolución y descasamos ya 100 años, así a ningún polluelo le salen alas y se quedan eternamente en los nidos llenos de miedo de enfrentar su propio destino, sin ningún deseo de cambiar ya no el mundo como lo hicieron antes muchos hombres, sino incluso de cambiar su entorno.
Por eso muchos seguimos soñando con tener alas, mientras otros, los más, chillan como simios, al ver a las Aguilar y Cóndores que lograron surcar los cielos con cierta majestuosidad que les envidian.
Por todo esto Diógenes seguirá buscando con una lámpara encendida al medio día, ¡un hombre!.
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